miércoles, 28 de diciembre de 2011

'El periodista y el camarero': ¿Y si acabamos olvidándonos de que somos periodistas?




Nacho es periodista. Y camarero. Le conocí a través de un cortometraje (‘El periodista y el camarero’) que grabó junto a dos amigos. También periodistas. Igualmente desubicados. Yo también soy periodista. Y licenciada en Comunicación Audiovisual. Y politóloga. Y nada, en definitiva. Estudié Periodismo por vocación, Comunicación Audiovisual por extensión y Ciencias Políticas por especialización. Al igual que Nacho, creo haber estudiado y ejercido lo suficiente para decir que soy periodista, aunque cada día confío menos en poder ganarme la vida con ello.


Es frustrante, ciertamente, dedicar tantos años a perseguir un sueño que poco a poco se escurre entre tus dedos. “Hay que aguantar”, se atreven a decir algunas voces sin concretar nada. ¿Hasta cuándo? Todos queremos llegar, pero solamente algunos lo conseguirán... ¿Cuándo se decidirá nuestro futuro? ¿Cuándo tendremos que afrontar la triste realidad y tomar las riendas de nuestra vida? La esperanza es lo último que se pierde, pero de esperanza no se vive… Al igual que Nacho, temo despertar un día, dentro de unos años, y ver que “he consumido mi juventud a medias, indolente”, resignada.

El periodismo, en continua crisis, se ha convertido debido al problema financiero en “una especie de estafa piramidal en la que los que aguantan se alimentan de las nuevas vocaciones a las que se le entregan las migajas del negocio”. Desde mediados de 2008 hasta finales de 2011, cerca de 3.000 periodistas fueron relegados de sus puestos de trabajo (según el Observatorio de la Asociación de la Prensa de Madrid). Y el 2012 no se presenta mucho mejor, con la previsión de 1.000 puestos de trabajo eliminados dentro del Grupo Prisa y los rumores de un expediente de regulación de empleo (ERE) en el diario El Mundo.

A los despidos, y al cierre de diversos medios (el último ha sido el diario gratuito ‘ADN’), se unen los contratos basura ofrecidos por las empresas. Éstas, que parecen haber encontrado en la crisis económica la ‘gallina de los huevos de oro’, se escudan en sus malas cifras para ofrecer a licenciados con experiencia contratos como becarios, con sueldos ridículos o incluso no remunerados. Y, sinceramente, no sé si la culpa la tienen los empresarios o los propios periodistas que aceptan dichos contratos, sin pensar, no solamente en que es un insulto para ellos y la profesión, sino también en el hecho de que están tirando piedras contra su propio tejado, puesto que lo que hoy consientan ellos, mañana lo aceptará otro que los sustituirá en el cargo.

Llegados a este punto, en el que el noble oficio del periodismo parece estar herido de muerte, quizás deberíamos reflexionar sobre si no ha llegado ya el momento de que los periodistas, como gremio, despertemos de nuestro letargo. Y de este modo, no arrepentirnos, el día de mañana, de no haber sido "capaces de hacer nada de lo que cabría esperar de nuestra condición”.

4 comentarios:

  1. Un entrada rotunda. El ciclo explotación-rechazo del puesto-desempleo-explotación es una pescadilla que se muerde la cola y que, dada la actual situación laboral (en general, no sólo dentro del gremio periodístico), parece inevitable para todos aquellos que, si queremos trabajar, debemos transigir con unas condiciones humillantes (porque uno no se ha pasado una década estudiando para esto), seguir gorroneando a la familia (que bastante ha hecho ya ofreciéndonos esa posibilidad de formarnos en el pasado) o irnos a vivir debajo de un puente.

    No future, vamos.

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  2. El problema es que el Periodismo, como servicio informativo y cuarto poder, ya no existe en nuestro país. Existe como una quimera de intereses políticos y económicos, donde informar es constatar lo que las grandes personas quieren que se sepa.
    ¿Cómo explicar el servilismo de los medios a según qué figuras políticas?
    Aparte, hay que hablar, y mucho, del desvergonzado intrusismo que existe en la profesión: ¿cómo es posible que en una redacción, la mitad de sus componentes vengan de cualquier otro sitio menos periodismo? ¿Cómo es posible que los únicos que tienen un puesto más o menos asegurado son aquellos que hacen los Máster de más de 10.000 euros, y ni eso les garantiza la permanencia? ¿Cómo es posible que las prácticas estén pobremente remuneradas y con escasas posibilidades de permanencia?

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  3. Jero, el problema es que si seguimos alimentando la ‘pescadilla’ no nos enfrentaremos a un hoy sin beca (porque no puede considerarse un empleo), sino a un mañana sin futuro… Si no luchamos ahora (que tenemos todas las facilidades: la posibilidad de llevar a cabo otros trabajos para ir tirando, apoyo económico de la familia, etc.) no sé cuándo lo haremos… ¿Cuándo tengamos una familia a la que mantener? Sé que puede sonar radical, pero hasta que no dejemos de pensar en nosotros como individuos y empecemos a pensar como colectivo no avanzaremos, ni grupal ni personalmente.

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  4. Totalmente de acuerdo, María. Hay un proverbio bastante adecuado para el caso que dice: "si quieres llegar rápido, camina solo; pero si quieres llegar lejos, camina acompañado".

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