Un enorme globo blanco. Eso podría parecer la obra de Sergio Prego (Fuenterrabía, 1969) expuesta hasta el 14 de enero en la galería Soledad Lorenzo de Madrid. Sin embargo, como en tantas otras ocasiones, la belleza está en el interior.
(Foto: Galería Soledad Lorenzo) |
La instalación, que ocupa todo el espacio expositivo,
recuerda inevitablemente al proyecto titulado Ikurrina Quarter. Llevada a cabo
dentro del apartado Art Unlimited 2009 para la 41ª edición de Art Basel, la
obra se basaba en un cilindro en forma de corredor de 2,5 m de diámetro y 120
cm de largo cuyo interior podía ser transitado por el visitante.
En esta ocasión se trata de una estructura neumática
preso-estática de 40 m de longitud y 16 m de perímetro, con una entrada/salida
en cada uno de sus dos extremos. No obstante, la particularidad de esta
instalación reside en que, a diferencia de la anterior, ésta desborda el
espacio asignado para su exhibición, viéndose obligada a adoptar una forma
heterogénea. Áreas curvas y rectas se mezclan con pliegues y escaleras,
constituyendo un espacio con ciertas connotaciones digestivas y en el que se
desdibuja el concepto de corredor.
El punto fuerte de la obra reside en el protagonismo que
cobran los transeúntes a la hora de experimentar dicho espacio. Tras una
huracanada entrada, que recuerda inevitablemente al parto, nos encontramos con
un espacio tranquilo y sosegado, dominado por una luminosidad uniforme y una
inusual quietud. Un sitio acogedor, cual útero materno, donde perdemos la
noción de la realidad. El silencio y el color blanco lo inundan todo, convirtiendo
ese espacio dentro de una galería de arte en el centro de Madrid en una especie
de Polo Norte donde encontrarnos con nosotros mismos. Donde todo pierde
sentido. Únicamente existe la nada...
Pero la obra de Prego no se queda en la libre
experimentación por parte del visitante, que no necesita conocimientos previos
para poder disfrutar de la experiencia con todos sus sentidos, sino que también
lleva a cabo un juego de contrastes. Entre el contenido y el continente.
Exterior vs interior. Llevando a cabo un vaciado de contenido de la idea de
construcción, para crear un ‘no lugar’ propicio para la desidentificación. En
definitiva, Prego es capaz, con dicha obra, de crear un espacio donde el tiempo
se suspende y a través del cual llevar a cabo una experiencia identitaria.
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