Europa está viviendo una de las peores crisis económicas a las que ha tenido que enfrentarse a lo largo de su historia. El problema financiero, que comienza a dar la sensación de eterno, se ha convertido a lo largo de los años en una crisis personal para los millones de parados que nos enfrentamos día tras día a la imposible tarea de buscar empleo. Una improductiva búsqueda que, pese a que las estadísticas indican que se trata de un mal generalizado, obliga a plantearse no solamente el futuro, sino también las decisiones pasadas…
No obstante, existen momentos en la vida en que una fuerza cósmica, quizás el destino o quizás la mera casualidad, pone en nuestro camino las palabras precisas para seguir avanzando. Manuel Rivas logró el lunes, como hizo diez años atrás, hacer nacer en mí, nuevamente, la vocación periodística que creía ya muerta.
No obstante, existen momentos en la vida en que una fuerza cósmica, quizás el destino o quizás la mera casualidad, pone en nuestro camino las palabras precisas para seguir avanzando. Manuel Rivas logró el lunes, como hizo diez años atrás, hacer nacer en mí, nuevamente, la vocación periodística que creía ya muerta.
(Foto: Sebas Senande) |
Bajo el título ‘La crisis, el periodismo y la ecología de las palabras’ (‘A crise, o xornalismo e a ecoloxía das palabras’), Manuel Rivas trató de acercarse al problema que asola actualmente al periodismo. Y ¿qué mejor forma de encaminar el tema que compartiendo su propia experiencia? El escritor y periodista relató detalladamente su trayectoria, contando anécdotas que abarcan desde su “relación erótica con la máquina de escribir” (“relación erótica ca máquina de escribir”) en su tierna juventud, debido al atractivo de su profesora de mecanografía, hasta la búsqueda en Rumanía de un tren gallego que llevaba ayuda humanitaria tras el derrocamiento de Ceaucescu y sobre cuya llegada tenía que informar. Fue entonces, al ver la pintada: ‘Ceaucescú, tomaches polo cú’ ('Ceaucescu, te dieron por el culo') en el lateral del convoy, cuando tomó consciencia de la importancia de la información escrita.
Asimismo, Rivas señaló que estamos viviendo un “tiempo de descrédito y pérdida de la autoestima” (“tempo de descrédito e perda da autoestima”), no solamente respecto a “lo que pasa con el periodismo en su relación con la sociedad” (“o que pasa co xornalismo na súa relación coa sociedade”) sino también “en su sentido más clásico, lo que conocemos como medios de comunicación” (“no sentido máis clásico, o que coñecemos como medios de comunicación”).
(Foto: María Vila) |
Pese a todo, Manuel Rivas hizo especial hincapié en la importancia del periodismo, cuya labor es “crear una constelación de sentido” (“unha constelación de sentido”), en momentos de adversidad. “Lo importante son los intentos, no dejarse anestesiar, ni sucumbir al síndrome de la derrota” (“o importante son os intentos, non deixarse anestesiar, nin sucumbir ó síndrome da derrota”), espetó a la audiencia, y como si se estuviese dirigiendo personalmente a mí entre todas las personas que abarrotaban el salón de actos concluyó: “son más importantes los depósitos de esperanzas que de petróleo” (“son máis importantes os depósitos de esperanzas que de petróleo”). Y es que, tal y como dijo Rivas durante su conferencia, “a veces los mejores momentos son cuando se junta la causalidad y la casualidad” (“ás veces os mellores momentos son cando se xuntan a causalidade e a casualidade”).
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