¡He de confesarlo! Nunca me han llamado demasiado la
atención los cómics… Supongo que siempre lo he visto como un género a medio
camino entre la narrativa y los dibujos animados. Incapaz de deleitarme con la
dialéctica de una buena novela y demasiado complejo como para permitirme la
desconexión mental que me facilitan los ‘dibus’. Siempre lo he ubicado en un
punto medio. En tierra de nadie. Perdido y quizás hasta solitario. Un mix
ciertamente confuso. Y yo, que soy de extremos, opté en su momento por no
acercarme a un mundo que quizás tiñese de gris mi entorno bicolor.
Sin embargo, recientemente, y debido en gran parte a la influencia de mi amigo Jero (doctorado en cómics, experto en música y a punto de licenciarse en psicología debido a mis ralladuras mentales), decidí sumergirme en el ‘frikismo’ más absoluto (entiéndase bien) y comenzar a interesarme por el mundo de la novela gráfica.
Cierto es que ya había leído cómics. ‘El pequeño País’ había
aderezado mis veranos en Galicia con pequeñas viñetas que hacían que el periodo
estival fuese todavía más ameno de lo que acostumbra. Asimismo, las aventuras
de Astérix y Obélix’ también habían conseguido sacarme una sonrisa en más de
una ocasión (aunque ya que estamos de confesiones, he de admitir que siempre he
preferido las películas de esta pareja de galos). Por el contrario, ‘Tintín’ me
aburría sobremanera – y eso a pesar de su origen belga y de mi amor platónico por todo lo que se
relaciona aunque sea mínimamente con Francia y el francés-. Ese pequeño
sabiondo nunca consiguió conquistarme. Aunque también puede ser porque, que yo
recuerde, no había ninguna chica despampanante en la trama. He de confesar y
confieso que siento una especial predilección por las historias en las que
aparece una ‘tía buena’. Es así. Desconozco el porqué de esta siniestra condición sine qua non, aunque se lo atribuyo al ‘querer ser’ que los chicos sienten por los
superhéroes…
Había leído cómics antes. Incluso había podido disfrutar de algunas joyitas como ‘Arrugas’ –que leí para documentarme a la hora de escribir la reseña de la película-. No obstante, ‘Adiós, Chunky Rice’, de Craig Thompson (más conocido por su obra ‘Habibi’) consiguió conectar conmigo como ningún otro cómic lo había hecho hasta el momento. Y es que dicho libro no es un cómic al uso. ¡Es mi historia ‘viñeteada’! Bueno, la mía y la de tantos otros. No es que yo sea una tortuga… ¡claro está! Pero sí soy una “plantita” (guiño a todos aquellos que hayan leído el cómic).
‘Adiós, Chunky Rice’ habla de la separación de dos amigos (o
novios, no me queda claro del todo). Una ratita y una tortuga que tienen que
separarse para buscar su propia felicidad a pesar de lo mucho que se quieren o
se necesitan. Chunky (la tortuga) ha de partir para encontrar su lugar y crecer
como persona (como persona-tortuga, se entiende), mientras que Dandel (la
ratita) decide permanecer en el que ya considera su hogar. Un triste relato que
tiene como tema principal la ausencia y la separación. Pero que aboga por
continuar el camino sin olvidar el pasado, puesto que como bien dice Dandel:
“No existe el adiós, Chunky Rice”.
En definitiva, el cómic de Craig Thompson es, pese a su
apariencia simple, una obra con una gran profundidad psicológica que nos lleva
inevitablemente al autoanálisis. Una interesante trama con pocos personajes
pero de gran complejidad y espectaculares ilustraciones capaces de ir desde
simples escenas de pocos trazos a ambientes enrevesados y oscuros que tratan de
dar forma al imaginario de los personajes. ‘Adiós, Chunky Rice’ es, pues, la
próxima novela gráfica que debes leer.
Hola María,
ResponderEliminarFue un placer conocerte en el networking de las Jornadas de Blogs de Moda del sábado. A mi siempre me gustaron los cómics. Tintín y Esther y su mundo mis favoritos
bss
http://tupersonalshopperviajero.blogspot.com.es