Te venden una película. Las críticas la aclaman como una
obra de arte y tú te lo crees. ¿Por qué no ibas a hacerlo? Así que te decides a
ir al cine con altas expectativas. Te colocas las gafas 3D, porque una pieza
audiovisual de esta talla bien merece gastarse algunos cuartos más, y aguardas
sentado que comience el espectáculo. Una vez se termina la proyección sales del
cine enfadado contigo mismo por tragarte las críticas de los medios y por
confiar en las opiniones de todo el mundo como si de una verdad incontestable
se tratase. ¿Qué ha pasado durante esos 91 minutos? Lo que pasa siempre: ¡tampoco
era para tanto!
'Gravity', dirigida por Alfonso Cuarón, cuenta la
historia de Ryan Stone (Sandra Bullock), una brillante doctora que asiste a su
primer trabajo en el espacio, y Matt Kowalsky (George Clooney), el veterano
capital de la misión a punto de retirarse. En definitiva, la última película
del mexicano va sobre una misión espacial. Ajá. Sí. Eso ya lo había visto
antes. Pero bueno, démosle una oportunidad porque, al fin y al cabo, todas las
historias han sido contadas ya.
Por otro lado, es cierto que 'Gravity' tiene una
producción audiovisual impecable. La historia está filmada en gravedad cero
durante toda la película, y pese a las incoherencias científicas que ha
señalado algún experto en la materia lo cierto es que resulta verosímil y creíble.
Al menos en ese aspecto. Lo de los viajes entre estaciones espaciales con una
mochila como único modo de propulsión, por el contrario, ya empieza a chirriar
hasta para el espectador menos docto.
No le quitaré ni un ápice de belleza a la fotografía de la
película. Impresionantes imágenes que muestran el amanecer sobre el planeta
tierra o a la Bullock dando vueltas sobre ella misma como si en el vientre
materno se encontrase. Me quito el sombrero ante el director de fotografía de 'Gravity'. ¡Excelente trabajo, Emmanuel Lubezki! Tampoco criticaré el magnífico
uso de los recursos cinematográficos o del guión con el fin de mantener al
espectador en tensión durante toda la película. Plas plas plas.
Pero, llegados a este punto, he de volver a actuar como
abogado del diablo y preguntarme: ¿realmente era necesaria la trágica historia
lacrimógena de la doctora Ryan Stone? Porque a mí, llamadme insensible, me
pareció un recurso forzado y exagerado que más que producir pena la daba. A través del speech motivacional que le suelta la Bullock a Mr. Nespresso, la misión espacial se convierte en un viaje catártico, una experiencia de autoconocimiento a partir de la cual Ryan
Stone rompe con el mundo de origen para volver a nacer. 'Gravity' se convierte así en un juego entre la vida y la muerte, el volver a nacer se contrapone entonces con la soledad del fin, que se experimenta a través del desamparo frente a la inmensidad del universo. He ahí la causa del éxito de dicho film: nos enfrenta a nuestro mayor miedo, el vacío.
En definitiva, una magnífica película en lo que respecta
a los recursos cinematográficos, que se queda coja en lo que a la historia se
refiere. Un atractivo envoltorio para un contenido mediocre. It’s a pity!
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