Llega septiembre. Le sigue octubre y me doy cuenta de que llevo dos meses sin escribir en el blog. Me doy cuenta porque me lo dicen. Me preguntan reiteradamente: "¿Para cuándo el siguiente post?". Y yo me sorprendo al ser consciente de que hay gente que me sigue. Que se mete al blog y lee lo que escribo. Que me felicita al haber acertado en la recomendación de una película, o que me confiesa que le he hecho pensar en algo que había pasado por alto. Me sorprende, y mucho, pero sobre todo me alegra. Bueno, en realidad me alegra y me agobia a partes iguales. Me agobia el hecho de no poderle dedicar tanto tiempo al blog como me gustaría. Me estresa pensar en el listado de temas sobre los que me gustaría escribir pero que hasta el momento solamente ocupan un espacio en mi agenda. Me produce cierto desasosiego pensar que hay alguien al otro lado de este blog que espera, impaciente o no, que le diga algo. Y por ello, para luchar contra ese malestar, he decidido dar por inaugurada la nueva etapa de este blog, en la que trataré de ser más constante. ¡Bienvenidos!